26 huesos, 33 articulaciones y 107 ligamentos hacen que los pies nos permitan movernos, sostengan nuestro peso y logren que andemos erguidos. Un sistema muy complejo que debemos aprender a cuidar porque de él depende en buena medida nuestra calidad de vida. Un aspecto fundamental dentro de sus cuidados es la elección del tipo de calzado. No todo vale. Elígelo bien y mantenlo en condiciones óptimas.
Solemos elegir nuestro calzado por el mismo requisito que el resto de nuestra ropa: por el color, si sigue o no la moda o si va acorde o no con nuestro atuendo. En pocas ocasiones nos preguntamos si se trata de un zapato saludable para nuestro pie. El uso de calzado inadecuado hace que aumente el tipo de lesiones, tanto en el deporte como en la vida diaria. En Ortopedia Gordillo analizamos los zapatos más comunes:
- Chanclas y sandalias
Son un calzado plano, sin sujeción ni estabilidad para el pie. Su uso excesivo puede provocar daños como fascitis plantar, dolor de talones o de empeine, tendinitis de Aquiles, durezas en el borde interno del dedo gordo, etc. - Zapatos planos
Plano no siempre es sinónimo de saludable. Lo ideal es que tu calzado tenga de dos a tres centímetros de tacón para repartir la presión entre el talón y el antepié. Las botas o botines con tacón cumplen con varios de los requisitos del zapato adecuado. - El amado tacón
El problema de este calzado tan femenino es el reparto del peso entre las dos mitades del pie. Lo ideal es que ambas partes soporten el 50 %, lo que se produce con dos centímetros de tacón. A más altura, sumamos porcentaje en el antepié. - Zapatillas de deporte
Son el calzado ideal por sus características, sujeción y estabilidad. Una última recomendación: el asfalto y otros materiales no naturales están atrofiando nuestra musculatura y articulaciones, por ejemplo en los dedos de los pies.
Es muy positivo que los niños gateen y anden descalzos por la arena o el césped para contribuir a un desarrollo más acorde y natural de su aparato locomotor.